Por: Laura Marcela Anchico Hoyos
“Si tiene un estilo literario de narrar, de contar el hecho
diferente, más un tercer ojo, eso lo hace especial”. Son las características
que, según Germán Santamaría, debe tener un cronista. Este tolimense, que se
destaca como uno de los mejores en su género en Colombia, considera que no hay
tema bueno ni malo, el arte de hacer crónica implica convertir un tema “despreciable”
en un producto altamente literario y periodístico.
El trabajo de José Trigo, seudónimo que usó en la década de los
setentas, inició en la sección titulada Informes ciegos en el diario El
Cronista, y fue escribiendo estas líneas cuando sembró la semilla del oficio
que se convertiría en su pasión. La misma que le permitiría convertir en un
personaje del mundo a la niña Omayra, que murió mientras el lodo se la tragaba
en la tragedia de Armero.
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